Sobre nosotros

El San José Indoor Club adquirió vida jurídica en octubre del año 1973, pero su fundación real y oficial tuvo lugar en el año 1976 con ocasión de la inauguración de sus instalaciones.

1973
Un grupo de inversionistas se atrevió a soñar con un club que lograra satisfacer las necesidades deportivas, sociales y recreativas de las familias de la creciente clase media-alta de la época. En 1974 se inició la construcción de las primeras instalaciones del San José Indoor Club.
1976
Dos años y medio después, el 19 de marzo de 1976, abrió sus puertas para convertirse en uno de los primeros clubes del Área Metropolitana y el único en la Zona Este.



Infraestructura
El ideal que inspira al San José Indoor Club y el esfuerzo emprendedor que lo caracteriza se concretan en muchos aspectos deportivos, sociales y culturales, pero la infraestructura de nuestro Club constituye el eje transversal de todos ellos. Sea la práctica de los deportes, el entretenimiento y nutrición, el gozo y el disfrute de los momentos de ocio, la conversación amena o las expresiones culturales, en cualquier instante del año todo se realiza en la infraestructura física.
El sentimiento de legítimo orgullo por la existencia de esa infraestructura no lo sienten solo los colaboradores que trabajan incansablemente para mantenerla y mejorarla, o solo los socios que hacen uso de las instalaciones, es también motivo de satisfacción para la sociedad costarricense en su conjunto, ya que desde su diseño hasta su construcción las obras de infraestructura representan un producto nacional que, a pesar del paso del tiempo, no envejecen y siguen conservando el carácter moderno que les fue impreso y que a través de constantes mejoras sigue actualizándose.
El ideal que inspira al San José Indoor Club y el esfuerzo emprendedor que lo caracteriza se concretan en muchos aspectos deportivos, sociales y culturales, pero la infraestructura de nuestro Club constituye el eje transversal de todos ellos. Sea la práctica de los deportes, el entretenimiento y nutrición, el gozo y el disfrute de los momentos de ocio, la conversación amena o las expresiones culturales, en cualquier instante del año todo se realiza en la infraestructura física.
El sentimiento de legítimo orgullo por la existencia de esa infraestructura no lo sienten solo los colaboradores que trabajan incansablemente para mantenerla y mejorarla, o solo los socios que hacen uso de las instalaciones, es también motivo de satisfacción para la sociedad costarricense en su conjunto, ya que desde su diseño hasta su construcción las obras de infraestructura representan un producto nacional que, a pesar del paso del tiempo, no envejecen y siguen conservando el carácter moderno que les fue impreso y que a través de constantes mejoras sigue actualizándose.